lunes, 10 de junio de 2013

Un casi-gol peruano

Nos encontramos a un poco más de un mes del tan esperado y deseado fallo de la Corte Internacional de la Haya con respecto a la controversia de límites entre Chile y nuestro siempre generoso –solo recordemos las épocas de Leguía – Perú  y, curiosamente, así como sucede antes y durante de cada agonizante y doloroso partido de fútbol de nuestra selección nacional, en los cuales todo peruano se pone la misma camiseta y sufre colectivamente cada gol que no hacemos y que nos hacen; este último lunes, los confines del Palacio de Gobierno fue escenario de un evento casi tan apoteósico como un gol marcado por nuestra selección: Una reunión de líderes políticos peruanos a favor del próximo fallo de La Haya.

Y así como en cada partido de fútbol nos tenemos que deleitar con las peripecias de nuestros descalabrados 4 fantásticos del fútbol, en esta única y extraordinaria convención - al mismo estilo de la que tuvieron todos power rangers rojos-  nos pudimos llenar los ojos al ver a los 4 fantásticos presidenciables: Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Alan García y Pedro Pablo Kuczynski, junto al resto de nuestra selección política nacional.

Pero así como hay acérrimos hinchas; hay también quienes apoyan, pero al equipo contrario, y en este caso tuvimos a quienes brillaron por su ausencia en esta deslumbrante reunión como la lideresa del Fujimorismo, Keiko Fujimori, y a Lourdes Flores, lideresa del Partido Popular Cristiano.

Dejando de lado el tono jocoso de este símil, esta reunión llevada a cabo el pasado 3 de Junio, ha sido una muestra de que el Perú tan, políticamente, resquebrajado y dividido como se halla en la actualidad, aún puede intentar sacar adelante un evento de magnitudes en las cuales no hay necesidad de tener una estrella tatuada en el hombro, un polo naranja o una casa a nombre de una suegra para poder conversar acerca de un tema en específico y de importancia nacional, ya que independientemente del partido, ideología o convicción que uno profesa, el mar y lo que se lucha en la Corte de la Haya, es peruano y eso, por más izquierdista o derechista que uno sea, no se podrá cambiar.

Sin embargo y sin importar cuán bien intencionados consensos temporales entre partidos de oposición se traten de conseguir, nunca se conseguirá una unanimidad porque, al fin y al cabo, seguimos en el mismo país que escupe partidos políticos así como se venden panes cada mañana. Vimos en esta reunión como el partido fujimorista, haciendo gala de su malcriadez en la semana decisiva de la respuesta al indulto, no se hizo presente ni con su lideresa, y ni siquiera con un representante de peso del partido, a diferencia del PPC que, a falta de su Flores Nano, hizo acto de presencia con el fundador.

Esto no es cuestión de golpear a algún partido en especial, pero el punto, recalco, era que esta reunión no tuviera partido alguno más que el símbolo de un escudo nacional en pos de un fallo que llenará de tanto orgullo el pecho de cada peruano en caso de ser favorable, y en caso contrario, llenará aún así de orgullo el poder decir que, a raíz de esto, personajes rivales de nuestra política, en los cuales muchos ya perdieron la fe, pudieron juntarse civilizadamente en un mismo cuarto sin lanzarse improperios e indirectas tipo talk – show barato.

Es así como, nuevamente, los políticos peruano al igual que en uno de los tantos e insufribles partidos del seleccionado de fútbol, pueden decir que casi lo lograron, que casi anotan un gol y que casi clasifican, en este caso, a un grupo de política más unificada y menos revanchista.




lunes, 3 de junio de 2013

César Acuña: De Cenicienta a Hermanastra Fea

Erase una vez la historia de un pequeño niño llamado César Acuña Peralta, el tercer vástago de una humilde familia cajamarquina dedicada a la agricultura. Desde muy pequeño, el pobre Cesítar tuvo los deseos de salir adelante, así que con un sudor y sangre y la ayuda de un hada madrina llamada “Astucia”, el pequeño niño Cesítar, se transformó en un hombre dueño de todo un reino, viviendo feliz y contento hasta que un video salió.

Dejando atrás el relato al estilo de Disney – o en todo caso al de la Rosa de Guadalupe – veamos quién es en realidad César Acuña en una somera descripción: Personaje que al mismo estilo del cholo sano, sagrado y, últimamente, blindado, Alejandro Toledo, emergió a la grandeza procediendo de una familia de escasos recursos. Egresado con el título de Ingeniero Químico de la Universidad Nacional de Trujillo luego de 10 años de estudios (Un momento, ¿Las carreras no toman 5 años?) arrastrando con él ciertos actos de dudoso origen  con respecto a su titulación. Fundador de una de las universidades más comerciales del país, Universidad César Vallejo, la cual es clarísima muestra de cómo la educación en el Perú se ha convertido en el negocio más rentable para cualquier persona con dinero para invertir.  Pero Acuña, tan extrovertido como es, no podía dejar a la política fuera de su Curriculum Vitae, fue así que incursionó como Congresista, y luego de fundador de su propio partido “Alianza para el Progreso”, consiguiendo contra todo pronóstico, derrocar la preponderancia Aprista en el norte del país al ser electo como Alcalde del departamento de Trujillo desde el 2007. 

Con este brevísimo resumen de la vida y trayectoria de César Acuña Peralta, podemos decir que su candidatura para las futuras campañas del 2016 no es algo tan descabellado, ya que pinta a la perfección como el modelo de alguien que sí puede ser profeta en su propia tierra, sin embargo ¿qué hay detrás de este señor que, con orgullo,  grita a los cuatro vientos que nunca leyó un libro en su vida, pero que eso no lo detuvo de triunfar como empresario –y aún más en educación?

Actualmente el nombre del señor Alcalde de Trujillo suena y con fuerza en las páginas políticas de todo el Perú. Y no, no es por su magistral labor como autoridad edil, sino por el contrario, por sus dudosas, poco éticas e - en el caso de que se pruebe - ilegales acciones públicas. 

Remontémonos a su campaña del año 2010, en las cuales Acuña participaba para su reelección. En ese entonces se realizaron multitudinarios mítines,  se dispararon los regalos y demás, sin embargo, ahora, 3 años después de esas épocas en las que los políticos son los mejores amigos que uno podría desear, salen a la luz videos en los cuales Acuña, fungiendo como aún alcalde de Trujillo, habla explícitamente de su estrategia de campaña

"Vamos a llegar a 10 mil familias y 10 mil familias por cinco son cincuenta mil".  

Pero, obviamente, la mejor manera de llegar es con el siempre y útil: Dinero. Aquí existen diversos problemas que saltan a la vista de cualquiera con dos dedos de frente; sin embargo, el que más preocupa es ¿Con qué dinero se compran esos votos -porque evidentemente eso es un compro descarado de votos?  ¿Serán con los grandes billetes que las universidades del señor dan mensualmente o, lo que es peor aún, del dinero de la municipalidad del departamento? 

El Señor Acuña ha dicho tajante - o cínicamente - que ese dinero del que se habla en esas grabaciones no tiene nada, pero absolutamente nada y, para asegurar una vez más, nada que ver con el municipio trujillano, ya que son íntegramente provenientes de sus negocios y con eso, él puede hacer y deshacer a su antojo.

Por supuesto, si uno tiene el dinero, ¿Por qué no comprar los votos de cuantas personas alcance? Eso no tiene nada de malo, no importa si no es ético, no importa si es una vil táctica asistencialista. Eso no tiene nada de reprochable siempre y cuando salga del bolsillo propio. ¿No es así, querido César?

No es por hacer leña del árbol caído, pero ¿cómo puede estar permitido que un tipo así, con un sentido de la ética que arrastra en sus talones, dirija universidades peruanas? Claro, es su dinero y si quiere hacer un negocio de la educación, ¿por qué no? Como le gusta repetir a César: “Es mi dinero, no del municipio”.

Pero eso no es todo por lo cual Acuña le ha robado portadas a Toledo y su suegra en los últimos días, ya que hace menos de una semana, un nuevo Video-Acuña salió a luz en el cual el mal uso del dinero municipal parece estar más que claro mediante estas palabras: “Tenemos que invertir dinero de la Caja en crear una imagen del alcalde …  ustedes (altos mandos de dicha Caja) definirán, no sé cuánto va a costar… y por si acaso no estamos haciendo algo malo, estamos haciendo lo que los demás hacen, o no?

¿Y ahora que dirá nuestro cajamarquino sano y sagrado? ¿Qué es el dinero de sus negocios? ¿Seguirá mostrando esa careta de despreocupación ante los hechos? 

Si algo es claro en todas estas acusaciones es que todo está sumamente empañado por movimientos irregulares de parte de Acuña, sus pretensiones de poder y el séquito de personajes que conforman su partido, así como en algún momento pertenecieron a otro y se cambiaron por cualquier motivo menos convicción. 

Ahora todo esto queda en manos de la fiscalía –sí, esa misma que archivó el caso de lavado de activos en los que Acuña se vio sumergido años antes – y lo único que nos queda a nosotros, como peruanos, es simplemente pedirle al hada madrina que, para la próxima oportunidad, elija bien a quien le concede los deseos de grandeza.

Y Colorín Colorado, esta historia del gran catálogo de cuentos de la política peruana, ha terminado.