Nos encontramos a un poco más de un mes del tan esperado y deseado fallo
de la Corte Internacional de la Haya con respecto a la controversia de límites
entre Chile y nuestro siempre generoso –solo
recordemos las épocas de Leguía – Perú y, curiosamente, así como sucede antes y durante de cada agonizante y doloroso partido
de fútbol de nuestra selección nacional, en los cuales todo peruano se pone la
misma camiseta y sufre colectivamente cada gol que no hacemos y que nos hacen;
este último lunes, los confines del Palacio de Gobierno fue escenario de un
evento casi tan apoteósico como un gol marcado por nuestra selección: Una
reunión de líderes políticos peruanos a favor del próximo fallo de La Haya.
Y así como en cada partido de
fútbol nos tenemos que deleitar con las peripecias de nuestros descalabrados 4 fantásticos del fútbol, en esta única
y extraordinaria convención - al mismo
estilo de la que tuvieron todos power rangers rojos- nos pudimos llenar los ojos al ver a los 4 fantásticos presidenciables: Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Alan García y Pedro Pablo Kuczynski, junto al resto de nuestra selección política nacional.
Pero así como hay acérrimos
hinchas; hay también quienes apoyan, pero al equipo contrario, y en este caso
tuvimos a quienes brillaron por su ausencia en esta deslumbrante reunión como
la lideresa del Fujimorismo, Keiko Fujimori, y a Lourdes Flores, lideresa del
Partido Popular Cristiano.
Sin embargo y sin importar cuán bien intencionados consensos temporales
entre partidos de oposición se traten de conseguir, nunca se conseguirá una
unanimidad porque, al fin y al cabo, seguimos en el mismo país que escupe
partidos políticos así como se venden panes cada mañana. Vimos en esta reunión
como el partido fujimorista, haciendo gala de su malcriadez en la semana
decisiva de la respuesta al indulto, no se hizo presente ni con su lideresa, y
ni siquiera con un representante de peso del partido, a diferencia del PPC que,
a falta de su Flores Nano, hizo acto de presencia con el fundador.
Esto no es cuestión de golpear a algún partido en especial, pero el
punto, recalco, era que esta reunión no tuviera partido alguno más que el
símbolo de un escudo nacional en pos de un fallo que llenará de tanto orgullo
el pecho de cada peruano en caso de ser favorable, y en caso contrario, llenará
aún así de orgullo el poder decir que, a raíz de esto, personajes rivales de
nuestra política, en los cuales muchos ya perdieron la fe, pudieron juntarse
civilizadamente en un mismo cuarto sin lanzarse improperios e indirectas tipo talk – show barato.
Es así como, nuevamente, los políticos peruano al igual que en uno de
los tantos e insufribles partidos del seleccionado de fútbol, pueden decir que casi lo lograron, que casi anotan un gol y que casi clasifican, en este caso, a un
grupo de política más unificada y menos revanchista.